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Crecimiento Emocional conyugal y Proyecto Contención y asertividad: Una disciplina para el carácter



Dentro del amplio universo de ideas que pueden contribuir al desarrollo del rendimiento emocional asertivo, resulta particularmente útil considerar la disciplina de un atleta de alto rendimiento. En su afán por crecer dentro de su área, el atleta no solo practica lo que domina, sino que se sumerge deliberadamente en sus debilidades para superarlas. Esta disposición al entrenamiento riguroso, a evaluar constantemente sus límites y a someterse a rutinas exigentes, constituye un modelo útil para comprender el crecimiento emocional. El crecimiento emocional, en términos sencillos, es el arte de tratar con nuestras cargas internas con el mismo compromiso con el que el deportista trabaja su cuerpo.


Así como el atleta se enfrenta a ejercicios diseñados para tensionar sus músculos y exponer sus zonas débiles, también nosotros, en el plano afectivo, necesitamos sumergirnos en contextos que revelen nuestras limitaciones emocionales. La disciplina emocional requiere de atención intencional hacia las áreas donde nuestras reacciones aún no reflejan dominio, madurez ni amor redentor. Curiosamente, muchos cristianos logran aplicar una contención ejemplar en espacios públicos o laborales, mostrando cortesía, dominio propio y asertividad. Sin embargo, esa misma capacidad parece desvanecerse dentro del hogar, donde el contexto relacional más íntimo —el matrimonio— pone en evidencia lo que aún no ha sido rendido a Cristo.


Un vendedor, por ejemplo, puede desplegar con excelencia herramientas de persuasión, carisma y autocontrol frente a un cliente difícil. Pero, al llegar a casa, puede fallar en utilizar esas mismas habilidades con su cónyuge. Este contraste revela que el problema no es la falta de capacidad, sino la falta de intencionalidad en considerar el matrimonio como el espacio más sagrado para practicar lo aprendido. Es allí, precisamente, donde se prueba el carácter.


Hace poco, mi esposa y yo conversábamos sobre un tema cotidiano. Entre risas y comentarios, mencionó una palabra que activó una tensión interna en mí. Fue instantáneo: mi cuerpo se tensó y mi mente se preparó para una defensa. Sin embargo, recordé que esa palabra tocaba una zona no resuelta de mi historia, una que aún necesita rendirse al señorío de Jesucristo. Ella, sabiamente, no reaccionó. Me dio el espacio para procesarlo, y pude responder con humor en lugar de hostilidad. Esa situación me mostró, una vez más, que hay aspectos de nuestra vida emocional que no sanarán mientras permanezcan ocultos. Deben ser expuestos, nombrados, comprendidos y llevados a la cruz.


Este tipo de crecimiento no puede lograrse de forma aislada. Requiere someterse a lo que aquí denominamos el “Proyecto Contención asertivo”: una estructura de crecimiento emocional que incluye introspección, regulación, confrontación y transformación. A través de los siguientes pasos, el creyente puede desarrollar una madurez emocional sólida, coherente con la fe que profesa:




1. Hacerse cargo de las propias emociones

El primer paso del proceso es la responsabilidad personal. No se puede crecer si constantemente culpamos al entorno o a los demás por nuestras reacciones. El Espíritu Santo nos llama a reconocer nuestras emociones, no para negarlas, sino para redimirlas.


2. Resolver las conversaciones internas

Toda reacción emocional está antecedida por una narrativa interior. Estas conversaciones internas deben ser confrontadas con la Palabra y renovadas en la mente de Cristo (cf. Romanos 12:2). Pensamientos como “si me ama, no debería decir eso” o “siempre me hieren” deben ser filtrados por la verdad de Dios.


3. Ser amable con las personas

La amabilidad no es debilidad; es fortaleza ejercida con gracia. El fruto del Espíritu (Gálatas 5:22–23) no se manifiesta cuando todo está en calma, sino cuando somos provocados. La contención emocional implica actuar con amor aun en medio de tensiones.


4. Entender antes de actuar

Este principio es fundamental. El libro de Proverbios nos exhorta una y otra vez a la prudencia: a no responder sin antes entender, a escuchar más que hablar, y a juzgar con rectitud (cf. Proverbios 18:13). En momentos de tensión, nuestra percepción es limitada, y por eso necesitamos detenernos y discernir antes de reaccionar.


Tips mejorar asertividad emocional
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Crecer en tensión, sanar en rendición

El crecimiento emocional no se da en momentos de calma, sino en situaciones de tensión que revelan la verdad de nuestro corazón. Estos momentos son escenarios providenciales que el Señor usa para formar nuestro carácter. Cuando nuestras emociones nos sobrepasan, no debemos huir ni justificarnos, debemos rendirnos y llevarlos a la cruz.


El proyecto de contención y asertividad emocional es una estrategia de autoayuda, una disciplina espiritual con raíces profundas en el Evangelio. Es, en última instancia, una invitación a someter nuestros sentimientos, pensamientos y reacciones al dominio de Cristo.


"Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser —espíritu, alma y cuerpo— sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” 1 Tesalonicenses 5:23Rv1960


Danilo Carrillo


 
 
 

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